Una gran obra con la que Scorsese se vuelve a reafirmar como uno de los mayores mitos vivientes del panorama cinematográfico actual, en la que a pesar de que la puesta en escena de la mano del prestigioso realizador juega un papel fundamental, el guión y en particular, los diálogos, lo son todo. Sin embargo, hay un punto justo antes del clímax de la cinta que hace que el ritmo decaiga temporalmente, aportando sólo más metraje a la cinta y alejándola un poco de la brillantez omnipresente en el resto de la película. Mención aparte merecen las interpretaciones de los veteranos Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci, que pese a su edad y el rejuvenecimiento digital que han sufrido para varias escenas del film, siguen funcionando perfectamente dentro de este tipo de propuestas. En resumen, una muy buena película que merece la pena disfrutar en salas antes de su lanzamiento a través de Netflix.